Luz a través de un silencioso hielo

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Derek Espinosa

Hagamos un ejercicio. Observa lo que hay a tu alrededor. ¿Qué ves? ¿Es algo bonito? Tal vez te encuentres de camino al trabajo o al colegio.

Presta atención a lo que ocurre cerca. ¿Escuchas el canto de las aves o a la gente hablando? Toma un respiro. Inhala… exhala… Es posible que percibas los gases, producto de los avances industriales de tu ciudad. También es probable que sientas el humo del tabaco desprendido por el cigarro de algún fumador. ¿Notas cómo se esparce por tu cavidad nasal y cómo la contaminación te provoca dolor de cabeza?

Ahora mueve la lengua. Habla en voz alta sobre lo que se te ocurra. ¿Aprecias cómo tu paladar toca el cielo de tu boca? ¿O cómo la punta de tu lengua choca con tus dientes mientras las palabras salen de tus labios? Luego pasa tus dedos por la página o por el dispositivo en el que lees esto. ¿Notas el calor en la pantalla de tu celular? ¿O las suaves fibras de la página? ¿Lo sientes?

Algunas personas no siempre pueden realizar estos actos que consideras sencillos. Sigamos.

Imagina que un día te despiertas y notas que aún tienes tus extremidades, pero no puedes levantarte; no es posible sostenerte sobre tus propios pies para moverte de un lado a otro en la habitación. Tu corazón late, sí, aunque no sientes otras partes del cuerpo; estás vivo, sí, pero… No, no es parálisis del sueño, no.

Quiero contarte la historia de Julia, una joven cuyos sueños y esperanzas no se han cumplido del todo, aunque ella no se rinde. Sus palabras no siempre han sido escuchadas, pero continúa firme. Vino al mundo hace ya veintidós años en circunstancias muy difíciles: su nacimiento ocurrió junto con otro hecho que impactó a todos, su madre murió durante el parto.

Julia lucha cada día contra la parálisis que por muchos años impidió el movimiento de sus piernas. A pesar de esta realidad, su espíritu es inquebrantable. Con una eterna sonrisa, busca formas ingeniosas de superar los obstáculos cotidianos. Sus amigos la ayudan y juntos descubren un mundo lleno de aventuras y posibilidades.

Un día conoció a Iván, un terapeuta con un enfoque innovador. Él vio su potencial y la motivó a seguir adelante. Con mucha dedicación y esfuerzo, Julia empezó a fortalecer sus músculos y a dar algunos pasos con ayuda.

Con el tiempo, progresó más de lo que jamás imaginó. Su perseverancia y el apoyo incondicional de sus allegados le ayudaron a caminar por sí misma, demostrando que el poder de la determinación y el amor pueden superar cualquier adversidad.

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